MARIO OPAZO


Retrospectiva del trabajo del artista, videos proyectados:

1. Boomerang (2003)
2. Canción de amor 2 (2008)
3. Olvido de arena (2006)
4. Scarabeus sacer (2007)
5. Mar de la tranquilidad (2007)
6. Adán (2010)
7. Piel (2009)
8. Solo de violín (2010)
9. Los anillos de Saturno (2010)

Opazo es un artista plástico y realizador audiovisual de origen chileno, vive y trabaja en Bogotá, es profesor de la Universidad Nacional de Colombia. Actualmente su obra se orienta hacia las posibles relaciones entre lo preformativo, lo audiovisual. Su ánimo interdisciplinario lo ha llevado a proponer productos estéticos “des generados” y fluctuantes entre el contenido y el medio, entre la narrativas tradicionales y experimentales, que ubican su lugar de configuración más en la conducta creativa que en las destrezas y habilidades disciplinares tradicionales, acudiendo a una posible subversión de los límites y particularidades de los lenguajes plásticos. Realiza acciones de resistencia y gestos micro políticos que develan su posición y punto de vista crítico frente al mundo contemporáneo.

    Ha participado en importante eventos como: la 52º Bienal Internacional de Arte de Venecia, la Bienal de la Habana y la Bienal de Mercosur. Fue ganador del Premio al Arte Latinoamericano en el MOLAA, Los Ángeles EE.UU. Ha participado varios años en los RENCONTRES INTERNATIONALES PARÍS / BERLIN / MADRID en el Centro Georges Pompidou y en Beaux-arts de París y en el Museo Nacional Reina Sofía en Madrid.  A exhibido su trabajo en exposiciones individuales y colectivas dentro y fuera del país, se destaca el estreno de su documental dedicado al estado del pueblo Saharaui titulado: “AMARGO COMO LA VIDA”, en el espacio INTERMEDIAE del CENTRO CULTURAL MATADERO MADRID. Ha sido nominado a becas y premios de creación, entre ellos se destacan: la nominación a la Beca Guggenheim por Paulo Bruscky en el año 2000 y la nominación al Premio Luis Caballero en el 2008. Se destaca su exhibición individual “Territorio Fugitivo”, inaugurada en marzo del 2008 en la Galería Gabriela Mistral en Santiago de Chile.       

Entre otros premios importantes, ha recibido el Primer Premio en el 36º Salón Nacional de Artistas en Colombia, el premio Luis Caballero en el 2010, el Primer Premio en el salón de Arte Joven, el Primer Premio en el I Salón de Arte Bidimensional, el Primer Premio en el Salón Kent Explora de la British American Tobaco e innumerables menciones y reconocimientos a su trabajo.

    En este momento la curadora y profesora Natalia Gutiérrez adelanta la escritura del libro dedicado a su trabajo, titulado, “Mario Opazo, Boomerang”

    Algunas de sus últimas obras se concentran en exploraciones audiovisuales, desde el video arte hasta producciones más cercanas a lo documental y la ficción, cuenta con una videografía que se destaca por su tono poético y político, poniendo de relieve las solitarias pulsiones del hombre actual y el estado de desamparo del mundo contemporáneo.

    (…)“En la obra de Opazo, mirar la actual condición humana desde la alegoría de la expulsión del paraíso es igual a mirar por el reflejo del escudo de Perseo. Es decir que se debate en forma indirecta una realidad a partir de acciones imposibles, eventos repetitivos y alegóricos que a veces no tienen fin y que otras veces ni siquiera tienen objetivo, como el inalcanzable ascenso hacia la bandera en la montaña de arena de Canción de amor No. 1, como intentado conquistar ineficazmente un territorio. En Canción de amor No. 2, la acción cobra sentido cuando se emplea la ceguera como herramienta para generar un gesto repetitivo, redundante y absurdo donde el riesgo frente a la caída y el reconocimiento del mundo a través de los demás sentidos y la virtualización del territorio cuando el plano físico desaparece”.

(…)“Los límites que dejan de ser físicos y que se remiten a ser referencias políticas son el espacio para nuevas reflexiones en la obra de Opazo, y seguramente de ahí es que surja tanto interés por las sociedades que se han preocupado por erigir límites físicos para evitarla amenaza ante su soberanía. La circunstancia del límite, del muro que protege y contiene, aparecerá entonces constantemente en la obra del artista señalando la inconsecuencia entre las condiciones del mundo contemporáneo que le exigen al hombre contemplar el nomadismo a diferencia de países que han erigido fronteras para impedir el desplazamiento y acogen el confinamiento como status vivendi”.

“(…)El motivo más importante por el cual la obra de Opazo aparece descollante en la producción local es por su imposibilidad de poderse identificar con un territorio; es decir que a diferencia de la obra de otros artistas contemporáneos, Opazo –desde dinámicas que han sido catalogadas como gestos micropolítico toma una postura crítica que no alude aun territorio especifico sino a una condición humana”.[1]

  (…) “La obra artística de Mario Opazo se presenta ahora en toda su extraordinaria importancia. Pocas veces se tiene la ocasión de en verdad conocer, adquirir conocimiento. Y poquísimas veces esto sucede por medio de la imagen.

  La inmensa responsabilidad epistemológica que la imagen otorga al artista está aquí asumida sin concesiones. Es como si el artista asumiese el punto de vista del ángel de la historia de Walter Benjamin. Donde los hombres ven una sucesión de eventos, el ángel ve un creciente acervo de ruinas. De estas ruinas informes, sin embargo, el artista -a diferencia del ángel de la historia que nada puede hacer- derivará por medio de la imagen un fugaz discernimiento de los tiempos (una cierta y propia idea de belleza y una cierta y propia idea de moral)”.[2]



[1] “PORTÁTIL”, Christian Padilla, Historiador de Arte

[2] De tigres y luciérnagas o, mejor, de espejos (a propósito de la obra de Mario Opazo). Alejandro Burgos”, Curador de Arte Contemporáneo